Acuaponia, agricultura del futuro

Por Erick Falcón

En un estado con tan poca disponibilidad de agua como Baja California, aprovechar el recurso para su uso agrícola cuesta su peso en oro. Es por ello que para el oceanólogo Enrique Strassburger, el futuro de la agricultura está en la acuaponia, una mezcla de acuacultura con hidroponia.

La tecnología agroindustrial desarrollada por el científico y su esposa, la también oceanóloga Naielli Estuvillo, implica convertir los desechos de los peces en el agua en biofertilizante que se puede recircular hacia la irrigación de hierbas de olor y otras semillas, y éstas a su vez absorber esas sustancias para que puedan ser enviadas de vuelta a los estanques.

Hoy en día la empresa de ambos, Acuicultura del Desierto, ha desarrollado la tecnología con éxito hasta llamar la atención de académicos y empresas en otras partes del continente.

“Estamos cultivando en este espacio pequeño albáhacar de gran calidad y certificado orgánico cada 15 días con un consumo menor de agua y libre de plagas, proceso que en la agricultura tradicional toma hasta 50 o 60 días, sin mencionar el uso de pesticidas,” dijo Strassburger.

La poca disponibilidad de agua en el estado ha orillado a que toda la cadena relacionada con los agronegocios tenga que optimizar al máximo su consumo del líquido, como se hace en países como Israel.

Un estudio del Instituto Nacional de Ecología presentado ante el Congreso en 2008 reveló que los mantos acuíferos de Ensenada son los más sobreexplotados del país, con hasta un 500 por ciento más de extracción sobre lo que se puede sostener.

En la visión del oceanólogo, el futuro de los agronegocios, por lo menos en esta entidad, se encuentra en la acuaponia.

“Vamos a tener que crecer hacia un número de granjas más pequeñas en producción, pero con métodos acuapónicos, procesos automatizados con el uso de energía solar y eólica, biodiesel, y muchas cosas más,” comentó

La iniciativa surgió cuando Strassburger trabajaba en un rancho de acuacultura en Estados Unidos, donde el científico se percató del gran potencial desaprovechado al desperdiciar agua llena con nitratos vertiéndola al drenaje en lugar de que pudiese ser benéfica para la agricultura.

“Mi primer sistemita fue con un tanque de agua conectado a un recipiente donde quisimos cosechar lechugas. Cuando vimos el ritmo de crecimiento y la calidad de éstas pusimos más y esto lo vio el delegado de Sagarpa en aquel entonces, y se nos apoyó para desarrollar el primer sistema,” expresó el oceanólogo.

Dicho primer sistema consistió en adaptar unos antiguos gallineros con las instalaciones necesarias para irrigar los cultivos a nivel de piso con el agua mezclada con biofertilizante de los estanques de tilapia en un espacio de alrededor de 30 por 10 metros.

El científico pretende tener para el 2013 una granja con “cero emisiones de CO2”, pero por ahora planea con apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) busca producir tres especies con este sistema: tilapia, hortalizas y también langostinos.

“Conacyt nos apoyó en 2007 para desarrollar el sistema de energía solar para el bombeo del agua. Este año vamos a tratar de incorporar un estanque con langostinos en el sistema, que esperamos pueda tener resultados satisfactorios,” dijo Strassburger.